jueves, 7 de octubre de 2010

La presidenta reiteró la vocación de pago pero puso límites claros al FMI

Recordó que el país tiene interés en llevar adelante una renegociación más amplia, pero dijo que hay que contemplar que las naciones que integran este grupo de acreedores se ven beneficiadas con promociones fiscales en la Argentina.
Durante el mediodía de ayer, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y la canciller alemana Angela Merkel, almorzaron juntas una frugal sopa de verduras y un bife con puré y debatieron varios temas puntuales que preocupan a las dos naciones.
Luego, en una escueta conferencia de prensa, ambas líderes informaron sobre los temas que abordaron durante la reunión: 1) el intercambio comercial recíproco en desventaja para la Argentina, 2) la renegociación de la deuda argentina con el Club de París, de la cual Alemania tiene el 30% del total, y 3) la política internacional de las organizaciones supranacionales, como el Consejo de Seguridad de la ONU, el Grupo 77 más China y la discusión sobre desarrollo económico y cuidado ambiental.
Respecto del primer tema, la agenda de la cumbre trató sobre la conformación de una comisión para revisar el intercambio desigual entre la Argentina y Alemania, ya que desde el año pasado las importaciones provenientes del país europeo aumentaron en un 56%, mientras que las exportaciones nacionales al país europeo descendieron un 2% en el mismo período. La balanza, entonces, es deficitaria lo que constituye un déficit de U$S 700 millones en detrimento de la Argentina.
A esto hay que sumarle lo que la canciller definió como “doble imposición”, es decir, la necesidad de no gravar con impuestos a los productos exportables de un lado y del otro de la línea de intercambio, y la necesidad de “intensificar la labor de cooperación y colaboración entre la Unión Europea y la Unasur”, sobre todo en materia de intercambio de productos agrícolo-ganaderos.
La preocupación argentina estuvo centrada en el reclamo respecto de la ampliación de la cuota de importación en 20 mil toneladas que realizó recientemente Alemania a favor de los Estados Unidos y que, por convenio, corresponde incluir a otras cinco naciones, entre ellas a la Argentina. Con respecto al Club de París, la presidenta pidió ampliar la agenda y renegociar la deuda bajo parámetros racionales y tratar en forma igualitaria el tema, ya que la Argentina demostró en reiteradas ocasiones su vocación para cancelar los compromisos pendientes. Pero reiteró también que no admitirá ni el monitoreo ni la injerencia del Fondo Monetario como prenda de negociación.
La presidenta remarcó la necesidad de revisar los términos de pagos, ya que la Argentina beneficia a empresas alemanas con subvenciones y exenciones de impuestos por parte del Estado Nacional, que deberían ser contempladas en las negociaciones.
El último punto que se trató en la cumbre fue la posición de la Argentina con respecto a un posible apoyo a Alemania para que esta integre en forma permanente el Consejo de Seguridad de la ONU. La presidenta reafirmó la postura de ampliar el número de miembros del organismo y, además, lograr que sean rotativos. Ambas mandatarias debatieron sobre política ambiental y, mientras Merkel pretendía que la Argentina apoyara las políticas en defensa del cambio climático que se debatirán en la cumbre de Cancún en diciembre. Fernández de Kirchner sentó posición respecto de que el costo de la contaminación no debe ser solventado por los países en desarrollo, sino por las economías que produjeron el daño y que no se debía impedir el desarrollo de los países menos industrializados con la excusa de la contaminación. La presidenta aseguró que no se deberían trabar a las exportaciones argentinas con la excusa de que son productos de industrias contaminantes. Por último, Merkel afirmó que a inicios del 2012 viajará en visita oficial a la Argentina.
Una hora después, la presidenta Fernández de Kirchner se reunió con su par Christian Wulff, con el que trataron la rápida intervención de la Unasur para condenar el intento de golpe de Estado en Ecuador, tocaron el tema del cambio climático y analizaron la situación en Medio Oriente.
Finalmente, minutos después de las 18 en el Hotel Regent, la presidenta y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, anunciaron, frente a un grupo de científicos argentinos, la firma de un acuerdo con la sociedad Max Planck para inaugurar el 17 de diciembre la primera sede latinoamericana del prestigioso instituto de investigación alemán, en el polo científico que funcionará en la ex Bodega Giol (ver p. 30).

AGENDA DIVERSIFICADA. Hoy, se realizará el encuentro multisectorial de empresarios argentinos y alemanes con la presidenta Fernández de Kirchner, allí se firmarán acuerdos bilaterales de comercio entre los representantes de los rubros de alimentos, bebidas, informática, metalmecánica, autopartistas, entre otros.
La visita de la presidenta a Alemania podría dividirse en tres etapas, en términos marxistas: el primer día, el martes, se abocó a la superestructura –la cultura, los libros, el capital simbólico– en la apertura de la Feria de Frankfurt; ayer, a la estructura política –la negociación política y macroeconómica– con la canciller Angela Merkel en la cumbre en Berlín; y hoy a la infraestructura económica cuando en Hannover se reúna con empresarios germanos para tallar acuerdos comerciales interemperesariales de intercambio bilaterales

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